lunes, 9 de agosto de 2010

Agua dulce y su relación con la soberanía y el bien comun

El agua dulce es agua que contiene cantidades mínimas de sales disueltas, especialmente cloruro sódico. El ser humano, con un proceso, la puede purificar y beberla lo que se llama proceso de potabilización y el agua obtenida se denomina agua potable. El agua dulce que todos los seres humanos necesitan para crecer y desarrollarse representa sólo el 3 % del agua de todo el planeta. Además se encuentra desigualmente distribuida, concentrándose más del 90 % de la misma en los casquetes polares, glaciares y masas de hielo.

Actualmente hay una gran escasez de agua en el planeta que se agravará en un futuro muy cercano.

Esta problema que se nos presenta en la actualidad es un tema que cada día ocupa más la atención de científicos, técnicos, políticos y en general, de muchos de los habitantes del planeta, ya que para la ecología el agua tiene un doble valor, por una parte es un elemento del ecosistema y es consecuentemente un activo social, por otra es generador de ecosistemas.

Con ser cuestiones muy importantes a considerar, cuando se trata de llevar a cabo aprovechamientos de agua, la conservación de las especies y de los ecosistemas afectados, no podemos olvidar la función que realiza el agua cuando fluye, de modo variable, desde las cabeceras de los ríos hasta el mar, puesto que moviliza y distribuye elementos químicos tan importantes para la vida como el fósforo o el anhídrido carbónico.

La función ecológica del agua en sus dos vertientes fundamentales:
a)mantenimiento de los ecosistemas que le son propios.
b)vehículo de transporte de nutrientes, sedimentos y vida, es un bien común cuyo respeto debe conciliarse con el desarrollo sostenible de las actividades humanas sobre la tierra.

La escasez de este vital liquido obliga a reiterar nuevamente una llamada a la moderación de consumo por parte de la población a nivel mundial, ya que sin su colaboración los esfuerzos técnicos que llevan a cabo algunas organizaciones resultarían insuficientes. Además el agua tal como se encuentra en la naturaleza, para ser utilizada sin riesgo para el consumo humano requiere ser tratada, para eliminar las partículas y organismos que pueden ser dañinos para la salud. Y finalmente debe ser distribuida a través de tuberías hasta tu casa, para que puedas consumirla sin ningún problema ni riesgo alguno.

Las fuentes, los manantiales, las cuencas o cañadas están en acelerada vía de extinción, hay cambios de clima y de suelo, inundaciones, sequías y desertización. Pero es la acción humana la más drástica: ejerce una deforestación delirante, ignora los conocimientos tradicionales sobre todo de las comunidades indígenas locales, retira el agua de los ríos de diferentes maneras, entre otras con obras de ingeniería, represas y desvíos.

Por suerte, Argentina tiene grandes reservas de agua dulce, un gran ejemplo es el acuífero guaraní, el cual es una cuenca subterránea que abarca Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Misiones y Formosa y zonas de Brasil, Uruguay y Paraguay. Dicha reserva cubre 1.190.000 kilómetros cuadrados, de los cuales 225 mil corresponden a territorio argentino.

Debido a la actividad del hombre, venta de territorios en la patagonia y norte de nuestro país y la falta de responsabilidad, las numerosas reservas de agua dulce que posee Argentina se convertirán en un problema en un futuro no muy lejano.
Según la Constitución Nacional, todos los ciudadanos argentinos tienen el derecho de poder hacer uso en el presente y en un futuro de todas estas reservas que nuestro territorio contiene. Sin embargo, el gobierno, que tiene la obligación de hacer cumplir este derecho, esta cumpliendo con muchas irresponsabilidades, vendiendo partes de estas reservas a capitales extranjeros que en un futuro usaran ese recurso no para el beneficio de los argentinos sino para su propio beneficio. Esto se ve reflejado en el artículo 41 de CN.
Art. 41: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer según establezca la ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.

Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y las Provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales. Se prohíbe el ingreso al territorio Nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos y de los radioactivos."
Para la política, la soberanía es el ejercicio de la autoridad que reside en un pueblo y que se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) también define al concepto de soberanía como la autoridad suprema del poder público y como la alteza o excelencia no superada en cualquier orden inmaterial.

El soberano es el pueblo. Sin embargo, cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que contribuye a la creación de la autoridad (por lo tanto forma parte de ella) pero a su vez se encuentra sometido a esta misma autoridad y está obligado a obedecerla.

Si bien Argentina cuenta con reservas de aguas dulce como para abastecer a toda la población a lo largo de varios años, el derecho del pueblo no es reconocido, ya que los políticos toman a estas como recursos económicos, cuando en verdad son un recurso social muy importante para todo el país.

Entonces la soberanía de nuestras aguas en el territorio argentino no se está cumpliendo, lo que es una falta de respeto para todo el pueblo, ya que se le está condenando su futuro, poniendo en manos de capitales extranjeros lo que tendría que ser algo bien propio del pueblo.

Todas estas irresponsabilidades no están fomentando el bien común, ya que el gobierno no es justo con todas las clases sociales y el Estado que tendría que ser la razón de ser del bien común, hace oídos sordos al pueblo y va en busca del beneficio de unos pocos.

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